viernes, 12 de febrero de 2016

DESARROLLO Y TURISMO: CINE ESPAÑOL DE LOS AÑOS 60. "EL VERDUGO"

La segunda sesión del curso nos llevó al cine y la sociedad española de los años 60. Una España que se caracterizaba por el crecimiento económico y el boom del turismo y un cine que se movía en la esquizofrenia de las películas favorables al régimen o de mero entretenimiento, reflejo de esa época de playas, suecas y chiringuito, y de películas de alta calidad con un realismo esperpéntico y que dejó en la historia del cine español algunas de nuestras obras maestras: Viridiana, de Luis Buñuel; La tía Tula, de Miguel Picazo o La caza, de Carlos Saura, por nombrar sólo a algunas de las más importantes. La película que completó el curso fue una de esas grandes obras maestras El verdugo, de Luis García Berlanga:

 Como no podía ser de otra manera, los buenos cinéfilos saben reconocer una gran película. A todos nos gustó mucho y en el debate se escucharon muchos comentarios elogiosos y compartimoss un análisis un poco más pormenorizado de algunos aspectos de la película.
Se señaló esa capacidad de Berlanga para tratar un tema duro y difícil de una manera divertida, con ese humor negro tan español y que tan buenos resultados sigue dando.
En esta ocasión, vimos cómo la película reflejaba esa sociedad española del desarrollismo y del turismo, de la mentalidad tradicional y conservadora del franquismo que se tenía que enfrentar a la llegada de nuevas ideas que venían unidas proporcionalmente al dinero que los europeos se dejaban en nuestras playas.
Supimos ver también esa reflexión amarga que hace Berlanga sobre el peso del contexto social en el destino de las personas, que se ven atrapadas en una vida que quizá no les pertenece. Para algunos,  Amadeo es alguien que más allá de resignado o cínico es un ciudadano que se conforma con el trabajo que tiene ("total, si hay pena capital, alguien tendrá que ejecutarla").
Discutimos sobre el papel de la mujer en el personaje interpretado por Emma Penella, una Carmen dulce y manipuladora a la vez, y que de algún modo refleja cierta misoginia en el cine berlanguiano.
Al director no le gustaba el final, pero a nosotros nos parecía que no estaba mal, que recogía muy bien el espíritu de la película, aunque a algunos les hubiera gustado que ese final fuera más dramático, finalizando en aquella enorme habitación que atraviesa el cortejo de condenados. Sin embargo, nos hubiéramos perdidos ese epìlogo maravilloso y ese "No lo haré más", con el que alguno de vosotros hubiera titulado la película.

Para que podáis volver sobre el análisis de la época y del cine del momento, y para que penetréis un poco más en algunos contenidos de la película, os dejamos la presentación. Que la disfrutéis:

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