Ayer comenzamos una nueva edición de nuestro curso "La vida es cine". En esta nueva entrega hemos querido hacer un recorrido por el cine español desde la década de los 40 hasta nuestros días, sin olvidarnos, en la última sesión, del cine que se hace en América.
Para empezar, tuvimos una dura sesión en la que nos enfrentamos con dos décadas determinantes para la evolución del cine en España, los 40 y los 50. Desde el surgimiento de la industria, tras un penoso conflicto bélico, la consolidación de un lenguaje nuevo que, a pesar de la autarquía, va llegando a nuestro país, hasta la entrada de nuevos productos y nuevas corrientes desde esa especie de exilio interior en el que se convirtió la labor de directores como Bardem, Berlanga o Fernando Fernán Gómez, entre otros. La década de los 50, la del deshielo, supuso para el gobierno franquista una entrada de aire fresco que se reflejó, de alguna manera, también en nuestro cine.
La película que nos acompañó en esta clase fue La torre de los siete jorobados, de Edgar Neville. Una película del año 1944 y que se sale de la norma del momento. No es un film bélico ni histórico, muchos menos religioso y el folclore que aparece podemos decir que es meramente testimonial. A pesar de su final feliz al modo "hollywoodiense", fiel reflejo de las experiencias de Neville en Estados Unidos, la película, basada en el libro homónimo de Emilio Carrere, y que como recordamos en la sesión fue completado por Jesús Aragón (el "negro" de la época), es una pequeña obra de arte de su tiempo: influencias del cine expresionista y gótico, aparición de la temática de lo fantástico o la hipnosis (Carrere se anticipa a los surrealistas en el libro), el papel de la ciencia, la estética mexicana, con la aparición de momias y calaveras. Todo esto, unido a una trama policial que mantiene al espectador entretenido y un gran trabajo de actores, con Antonio Casal (Basilio Beltrán) y Guillermo Marín (Sabatino) al frente, hacen de esta película una joya de la cinematografía española.
En general, tras el debate, la película nos gustó a todos. Sobre todo resultó entretenida. Algunos destacasteis que no refleja la situación real que se vivía en España. Es verdad, muestra un Madrid castizo, donde parece que todo el mundo es feliz, no tiene problemas para comer (incluso opíparamente) y la música de organillo y las canciones de la Bella Medusa acompañan la vida en una ciudad que cinco años antes todavía estaba en guerra y en la que la población vivió una de las situaciones más duras de la posguerra. Sin embargo, Neville nos muestra a esos jorobados y a ese tuerto de ultratumba que nos da mucho que pensar.
Para otros, el final feliz y la resolución rápida de la película fueron un poco inexplicables, con ese amor, casi platónico, de Sabatino por la sobrina de Robinsón de Mantua, y ese amor real de Basilio por Isabel, pero sin duda todos reconocimos el humor de esa escena de cierre en la que Robinsón vuelve a su mundo llevándose a la Venus de Milo.
Para que podáis trabajar en el cuestionario que elaboramos en los grupos de trabajo y para que profundicéis en el cine y la sociedad de estas dos décadas, os dejamos la presentación. Disfrutadla:
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