sábado, 8 de octubre de 2016

"La lengua de las mariposas", de José Luis Cuerda


 El pasado jueves compartimos la sesión dedicada a La lengua de las mariposas, la delicada obra del director José Luis Cuerda, sobre los relatos del escritor Manuel Rivas. En esta entrega de nuestro curso, nos enfrentamos al Fernán Gómez, actor, en un papel lleno de credibilidad y de verdad. Este maestro de la República es un buen arquetipo del modelo de educación que se pretendía transmitir desde el estado: tolerante con los alumnos, transversal en cuanto a las materias y, sobre todo, humana, teniendo muy presente que el conocimiento pasa también por planteamientos éticos y morales.

Para algunos el planteamiento moral que se quería transmitir era fácil, arquetípico como intentábamos transmitir desde la presentación. Y todos descubrimos que los cambios en el sistema educativo precedente eran evidentes y el director apostaba por ellos de manera militante. 
Algunos hablasteis de las relaciones de la película con otros filmes, como La vida es bella, de Roberto Benigni (Silvia nos ha dejado esta imagen): 

Hablamos también de la similitud con otras películas del mismo género, de las relaciones entre alumnos y profesores. Apareció el parecido cercano con Secretos del corazón, la película de Montxo Armendáriz, de la que podéis encontrar referencias en este mismo blog.

Reflexionamos también sobre la sociedad, y muchos destacasteis la hipocresía reinante y la sociedad tradicional que no había desaparecido a pesar de que la República pretendía imponer algo muy diferente. Llegamos a la conclusión de que las cosas no se pueden cambiar de un día para otro y los poderes fácticos: Iglesia, Dinero (el cacique) y Ejército (La Guardia Civil) hacían evidente la situación. Las clases sociales se mantenían en pugna con los nuevos valores que se propugnaban a través de la educación.

También hablamos de este niño, del que todos nos enamoramos, y que en un mundo en el que los niños disfrutaban de pocos derechos, sin embargo nos ofrecía un halo de esperanza en el trato que todos le dispensaban.

Por último, nos impactó la luz, esa ambiéntación y esa fotografía que a algunos os recordaba al Impresionismo y que realmente apuntaba a los cuadros del pintor holandés Vermeer, de quien tanto José Luis Cuerda como Manuel Rivas son verdaderos devotos.

En definitiva, una sesión en la que pudimos disfrutar de la forma de hacer cine de los 90: clasicismo al servicio del texto y un actor magnífico: Fernando Fernán Gómez.

Aquí os dejamos la presentación para que podáis volver sobre ella:


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