sábado, 22 de octubre de 2016

"Ninette y un señor de Murcia", de Fernando Fernán Gómez

En nuestra última sesión, Ninette y un señor de Murcia sustituyó a la película prevista, La mitad del cielo. En esta película pudimos ver a un Fernán Gómez joven, en la plenitud de su trabajo como actor y en una demostración de sus grandes cualidades como director.

La película, basada en la obra homónima de Miguel Mihura, utiliza, tal y como comentábamos en nuestra presentación, el humor para hacer una profunda crítica de la sociedad española de los años 60: la emigración, la mentalidad provinciana, el posicionamiento político, el conformismo, etc. Todos ellos elementos que preocupaban tanto a Mihura como, sobre todo, a Fernán Gómez.

Hay que destacar el magnífico trabajo de todos los actores, sobresaliendo entre todos ellos Fernán Gómez y Aurora Redondo, que hacen creíble una situación tan teatral y que con su maravillosa dicción ayudan a comprender perfectamente ese lenguaje dramático que Mihura pone en escena.

Es cierto que la obra es muy teatral, adaptada al estilo del cine de la época, con pocos exteriores y, además, muchos de ellos logrados con efectos especiales, muy parecidos a los que utilizaba Hitchcock: encadenados con imágenes sobre fondos superpuestos. A algunos el final se les hizo largo y repetitivo, pero, como luego pudimos discutir en el debate, era un efecto perfectamente buscado. La claustrfobia que provoca es la misma que provocaba la sociedad franquista para los españoles. Todos teníamos muy presente la película El ángel exterminador, de Luis Buñuel, esa fiesta de la alta sociedad mexicana de la que nadie puede salir.

La película, como señalasteis, desprende sutilezas, críticas solapadas al régimen: sorprenden planos excesivamente sensuales o alegatos marxistas-leninistas que han superado el filtro de la censura. Quizá porque, como comentabais, el discurso superficial de la película muestra que, al final, la sociedad francesa no es para tanto. Además todo el conflicto planteado es resuelto con el recurso de la boda católica que libera a los protagonistas de su culpa y de su mala conciencia.

Así que para que podáis seguir reflexionando con la película, os dejamos la presentación:


sábado, 8 de octubre de 2016

"La lengua de las mariposas", de José Luis Cuerda


 El pasado jueves compartimos la sesión dedicada a La lengua de las mariposas, la delicada obra del director José Luis Cuerda, sobre los relatos del escritor Manuel Rivas. En esta entrega de nuestro curso, nos enfrentamos al Fernán Gómez, actor, en un papel lleno de credibilidad y de verdad. Este maestro de la República es un buen arquetipo del modelo de educación que se pretendía transmitir desde el estado: tolerante con los alumnos, transversal en cuanto a las materias y, sobre todo, humana, teniendo muy presente que el conocimiento pasa también por planteamientos éticos y morales.

Para algunos el planteamiento moral que se quería transmitir era fácil, arquetípico como intentábamos transmitir desde la presentación. Y todos descubrimos que los cambios en el sistema educativo precedente eran evidentes y el director apostaba por ellos de manera militante. 
Algunos hablasteis de las relaciones de la película con otros filmes, como La vida es bella, de Roberto Benigni (Silvia nos ha dejado esta imagen): 

Hablamos también de la similitud con otras películas del mismo género, de las relaciones entre alumnos y profesores. Apareció el parecido cercano con Secretos del corazón, la película de Montxo Armendáriz, de la que podéis encontrar referencias en este mismo blog.

Reflexionamos también sobre la sociedad, y muchos destacasteis la hipocresía reinante y la sociedad tradicional que no había desaparecido a pesar de que la República pretendía imponer algo muy diferente. Llegamos a la conclusión de que las cosas no se pueden cambiar de un día para otro y los poderes fácticos: Iglesia, Dinero (el cacique) y Ejército (La Guardia Civil) hacían evidente la situación. Las clases sociales se mantenían en pugna con los nuevos valores que se propugnaban a través de la educación.

También hablamos de este niño, del que todos nos enamoramos, y que en un mundo en el que los niños disfrutaban de pocos derechos, sin embargo nos ofrecía un halo de esperanza en el trato que todos le dispensaban.

Por último, nos impactó la luz, esa ambiéntación y esa fotografía que a algunos os recordaba al Impresionismo y que realmente apuntaba a los cuadros del pintor holandés Vermeer, de quien tanto José Luis Cuerda como Manuel Rivas son verdaderos devotos.

En definitiva, una sesión en la que pudimos disfrutar de la forma de hacer cine de los 90: clasicismo al servicio del texto y un actor magnífico: Fernando Fernán Gómez.

Aquí os dejamos la presentación para que podáis volver sobre ella: