El pasado jueves entramos, como dice Maribel Verdú, en el universo Querejeta. Gracia Querejeta, a lo largo de su corta pero fructífera carrera cinematográfica, nos ha ido introduciendo en un mundo en el que predominan los temas familiares, las relaciones y las ausencias. En algunos filmes, como en Quince años y un día, o en Héctor ha enfocado a los adolescentes como el lugar de conflicto y desde el cual ha intentado vislumbrar o encontrar respuestas a eso que nos ocurre en familia.
En el debate, hubo adhesiones al filme, pero también distanciamientos. Algunos comentaron que no habían entrado en la película o, incluso, que se les había hecho larga. Si bien parece que todos compartíamos que el universo familiar estaba retratado de una manera bastante realista, no para todos estaba claro el realismo de ese final "feliz". Sin duda, sí que coincidimos en que refleja muy bien ese pensamiento sin matices de algunos adolescentes, ese blanco y negro sin límites. Además, se destacó la gran interpretación de Maribel Verdú y de todos los actores de la película, que sacan adelante unos personajes definidos por la directora al milímetro en el guion y en los diálogos.
En el debate, hubo adhesiones al filme, pero también distanciamientos. Algunos comentaron que no habían entrado en la película o, incluso, que se les había hecho larga. Si bien parece que todos compartíamos que el universo familiar estaba retratado de una manera bastante realista, no para todos estaba claro el realismo de ese final "feliz". Sin duda, sí que coincidimos en que refleja muy bien ese pensamiento sin matices de algunos adolescentes, ese blanco y negro sin límites. Además, se destacó la gran interpretación de Maribel Verdú y de todos los actores de la película, que sacan adelante unos personajes definidos por la directora al milímetro en el guion y en los diálogos.
Hablamos sobre la madre y discutimos sobre si su fortaleza era real, y sobre si necesitaba pedir ayuda cuando era ella misma la que debía afrontar los problemas de su hijo. Durante el debate, reflexionamos sobre la figura de ese marido que nunca aparece y sobre el hecho luctuoso que ella quiere negar como si no hubiera pasado, pero que como un fantasma se le sigue apareciendo en las decisiones importantes de su vida. Recordamos ese maravilloso plano secuencia en el hospital, sin duda la escena más problemática del filme y que la directora, los técnicos y la actriz principal resuelven con maestría.
El papel del abuelo y su relación con su nieto y la inspectora Aledo también provocó diferentes opiniones. Aunque por un lado parece que es el único que tiene las ideas muy claras, por otro, se nos muestra carente de empatía emocional para resolver las nuevas situaciones que le ofrece la vida.
Película de contrastes que inauguró el universo femenino de nuestro ciclo y que nos dejó expectantes ante las próximas entregas. Aquí os dejamos la presentación para que podáis profundizar un poco más en la película:
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