sábado, 9 de enero de 2010

La ley del deseo

Después de la inmersión almodovariana que tuvimos ayer, os vamos a ir dando información para que podáis conocer y profundizar mejor en la vida y la obra de nuestro director más internacional.

Vayamos al principio...

Vayamos a los tiempos a los tiempos de su participación en el grupo teatral Los Goliardos, a los tiempos de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón y a los tiempos en que junto a Fabio McNamara formaba un duo de punk-glam-rock paródico que generó canciones absolutamente disparatadas como Gran ganga, Suck it to me o Satanasa, todas ellas contenidas en el único disco que grabaron: Cómo está el servicio... de señoras

Aquí podéis ver una actuación en directo de Pedro Almodóvar y Fabio McNamara en 1983 en un programa mítico de la televisión española, La edad de oro, en el que cantan una de las canciones de su disco: Voy a ser mamá



La Edad de Oro

La edad de oro era un programa presentado por Paloma Chamorro que nació con la intención de dar cabida a las artes plásticas y a la música de vanguardia. Conciertos en directo, grandes nombres de la música y el arte, provocación y atrevimiento fueron sus ingredientes y sirvió de plataforma para mostrar al público las últimas tendencias culturales y musicales de los primeros años ochenta. El espacio convirtió a su presentadora y directora en una auténtica musa de la movida madrileña. La edad de oro sirvió para reflejar el rico y creativo mundo del arte. Ayudó a cineastas y artistas plásticos a financiar cortometrajes de gran calidad e ingenio como 'El día que murió bombita' de Cessepe o el conocido 'Trailer para amantes de lo prohibido' de Pedro Almodóvar. Además llevó a todas las casas los cientos de exposiciones que todos los días se inauguraban en galerías, librerías o cafés de Madrid de artistas noveles en ese momento.


El programa se emitía en el segundo canal de Televisión Española, esta clandestinidad ayudó a que en la primera etapa del programa se pudieran emitir sin problemas con la censura conciertos de Divine e imágenes de su famosa escena comiendo caca de perro en la película Pink Flamingos de John Waters, entrevistas al grupo Lords of the New Church con su cantante Steve Bators bajándose los pantalones en directo o una famosa entrevista a Fabio MacNamara (completamente drogado) y Pedro Almódovar que reproducimos aquí.




Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón

Un fragmento muy representativo de la película donde podemos apreciar la libertad creadora de la que hablamos el viernes durante la presentación, libertad prácticamente desconocida en España por esa época.




Publiciadad en las peliculas de Almodovar

Uno de los elementos del cine de Pedro Almodovar que no comentamos durante el curso fue el uso de la publicidad, mundo que siempre le ha interesado a nuestro director. En sus primeras películas tenía como costumbre introducir un spot publicitario, de contenido humorístico, kistch y provocador, escrito por él e integrado en el desarrollo de la trama del film. En Pepi, Luci, Bom y otras chicas del monton contó con la participacion de una entonces desconocida Cecilia Roth (la futura protagonista de Todo sobre mi madre) para un hilarante spot sobre ropa interior femenina

Hagas lo que hagas, Ponte bragas

2 comentarios:

  1. Creo que la escena de Pepi sigue siendo provocadora a pesar de lo que hemos visto en cine desde entonces y pocas veces se ha dado en el cine español esa libertad creadora.

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  2. Querida Scarlett, compartimos contigo la idea de que la escena es provocadora, aunque quizás deberíamos plantearnos, con todo lo que podemos ver habitualmente en el cine y en la televisión, sobre todo en la española, qué es lo que hoy puede provocarnos.
    Almodóvar aprovecha -con mucho acierto- un momento de desarrollo incipiente de la industria cinematográfica en España y una coyuntura política y social de apertura respecto a la etapa anterior. Ahora sería difícil alcanzar el nivel de transgresión que implicó dicha libertad, puesto que en un mundo en el que poseemos infinitas posibilidades de mostrar todo lo que imaginamos, lo verdaderamente provocador -aunque por ello mismo contradictorio- es desaparecer.

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