viernes, 11 de marzo de 2016

LA ALTERNANCIA: Los primeros 2000. De "Siete mesas de billar francés" a "Mataharis"

Ayer nos enfrentamos a la primera década de los años 2000, a la alternancia en el poder, del PP de José María Aznar al PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. El crecimiento económico basado en la construcción, la guerra de Irak, los atentados de Atocha o la preocupación por lo social, son algunos de los hitos de este período.
Por otro lado, nuestro cine se muestra plenamente establecido. A los clásicos Berlanga, Borau o Fernán Gómez, que por razones biológicas dejan de dirigir, los van sustituyendo los Almodóvar, Trueba o Vicente Aranda, con su magnífica Juana la loca. Los que a finales de los 90 comenzaban a despuntar, en la primera década de los 2000 se consolidan: Médem, Albaladejo, Amenábar, con su oscarizada Mar adentro. Y aparece una nueva generación de realizadores más preocupados por el cine en su concepto, con productos intimistas como es el caso de Cesc Gay con En la ciudad, o con películas de género, como en el caso del thriller con la magnífica Caja 507, de Enrique Urbizu.
Pero, sin duda, son las mujeres las que más tienen que aportar en esta década: La vida sin mí, de Isabel Coixet; Siete mesas de billar francés, de Gracia Querejeta, o Te doy mis ojos y Mataharis, de Iciar Bollaín.


Aquí os dejamos la información sobre este período, junto con una presentación de Gracia Querejeta y sus Siete mesas de billar francés:





El azar y las circunstancias, como decía el filósofo español Ortega y Gasset, nos llevaron a analizar Mataharis, la película de Bollaín, que reflejaba muy bien un cine social hecho por mujeres, en el que la descripción de la realidad no se detiene en maniqueísmos vanos

Tuvimos un arco muy diferente de opiniones. A algunos les había encantado, les parecía una hermosa película hecha por mujeres, con personajes femeninos muy bien definidos, donde se combinaba a la perfección la vida familiar con el mundo laboral. Se incidía en el trabajo de las actrices y la importancia de la música en el desarrollo de la trama.
A otros, la película les pareció demasiado pegada a la cotidianidad, demasiado cercana a nuestra propia vida, sin sorpresas. Una película que se recuerda a la perfección en un segundo visionado, pero de la que seguramente no guardaremos una imagen indeleble en nuestra memoria.
A algunos les había emocionado, probablemente porque los personajes que crea Iciar Bollaín son de carne y hueso y se parecen tanto a nosotros que nos recuerdan que nuestras vidas también valen mucho la pena.
Hubo referencias a los momentos de decisión ante el futuro, la importancia de estos personajes para arriesgar su modus vivendi tal y como es o sus puestos de trabajo por razones éticas o emocionales.
Finalmente, reflexionamos sobre el universo de lo femenino y de lo masculino, de la sorpresa en la reacción de algunos hombres y del punto de vista equidistante de la directora.

Aquí os dejamos también una presentación sobre la película y su directora para que podáis profundizar un poquito más en lo que Mataharis nos contó:


lunes, 7 de marzo de 2016

Los años 90: Tiempos modernos



En nuestra pasada sesión tuvimos la oportunidad de (re)descubrir una de las joyas del cine español de los últimos veinte años. El tiempo ha pasado, pero la película se sigue mostrando viva, intensa y, desgraciadamente, actual.
 
Nada en Solas es gratuito o superfluo y por ello la película emociona a todos los que la ven por primera vez  y  sigue emocionando, como me dijisteis algunos de vosotros que ya la habíais visto, en cada nuevo visionado y cada vez se descubren nuevos matices que nos acerca cada vez más a las historia de estas personajes y sus respectivas soledades.

Pero recojamos algunas de las cosas que pudimos poner en común.

Vayamos por parte:

Los temas
 
La soledad
A todos nos pareció evidente que el gran tema de la película es la soledad y no fue necesario profundizar mucho en los ejemplos: todos los personajes están solos. Pero alrededor es este tema pudimos entresacar otros al menos igual de importantes.
             
La falta de comunicación entre generaciones de mujeres
Aunque en principio todos pensamos que el problema de comunicación lo tiene María con su madre, consideramos también que a Rosa, la madre, le afecta el mismo problema pues ha sido incapaz de hablar con su hija de sus sentimientos ni de su vida.

Las diferentes actitudes hacia la vida de las distintas generaciones de mujeres
Resignación fue la palabra que a todos nos vino a la mente al pensar en la actitud de la madre frente a la vida, pero no solo resignación sino también abnegación, dulzura y altruismo y posiblemente esta características son las que al final pesan más en el personaje.

Otro ejemplo de esa abnegación materna, aunque fugaz, la vemos en el autobús que lleva a Rosa al hospital: una madre que acompaña a su hijo enfermo y dulcemente se ocupa de él dándole agua de beber de una botella y limpiándole la boca con un pañuelo.

La actitud de María no está tan clara, al menos al principio, porque aunque su personaje no se resigna y no acepta el autoritarismo paterno, en realidad lo único que hace es escapar, refugiarse en la bebida, en una actitud negativa hacia el mundo y caer en los mismos errores que su madre, incluidos los errores con los hombres y los malos tratos.

La violencia de género
Es el lazo de unión silencioso entre la madre y la hija. Está presente desde el principio hasta el final.
Recordamos un diálogo entre el vecino y Rosa en el momento en que se están despidiendo cuando ésta vuelve al pueblo
 
Rosa: Es usted un hombre bueno. Su mujer tuvo mucha suerte.
Vecino: No se crea, la hice sufrir mucho.
Rosa: ¿Pero usted la quería?
Vecino: Sí, pero a pesar de ello muchas veces…
Rosa: ¿Le pegó usted alguna vez?
Vecino: ¡No por dios, eso nunca!
Rosa: Tengo yo razón. Es usted un buen hombre

 Las frustraciones personales
Para todos el personaje que carga con frustraciones personales es María porque aunque la madre y el vecino también las tienen (un mal matrimonio, ella; ausencia de hijos, él) ambos han sabido superarlas, pero María cuando la conocemos está enfadada con el mundo porque no ha podido estudiar, no ha podido desarrollarse como persona, no tiene nada ni a nadie.

La pobreza
La pobreza es evidente en la película y la casa de María nos pareció el ejemplo más evidente. Pero también el barrio, las trabajadoras de la limpieza que quieren llevarse las sobras de la fiesta, etc.

La marginalidad
Finalmente hablar la marginalidad resultó muy interesante. En la película vemos varios ejemplos de esa marginalidad: la misma casa de María, el barrio con drogadictos y prostitutas; pero como algunos notasteis en la escena de la mendiga y María separadas por las vías del tren, ésta se ve reflejada y es en ese momento en el que María toma conciencia del camino que ha emprendido hacía la marginalidad y/o la autodestrucción lo que hace que reaccione.


La forma de Solas
De todos los aspectos formales de la película, nos centramos fundamentalmente en dos: el lenguaje y la mirada.

El lenguaje
Sobre el lenguaje y su función en Solas, fundamentalmente los personajes lo utilizan para atacar o esconderse, ya vimos un ejemplo durante la presentación, pero como vimos la película está llena de ellos

María: Usted si volviera a nacer, ¿qué cambiaría?
Rosa: Yo… si volviera a nacer… no cambiaría nada más que una cosa.
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Camionero: Si lo que necesitas es una polla, yo te presto la mía. Hasta ahí llega nuestra relación ¿Está claro? Y te voy a decir otra cosa: para ser madre hace falta ser mujer de una vez y tú solo eres media mujer porque la otra media está alcoholizada.
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Camarero: ¿Podrá sola con ella? Mire que yo estoy acostumbrado a tratar con borrachos.
Rosa: Yo también, no se preocupe.
En definitiva toda la película está llena de diálogos directos, punzantes o como en el último ejemplo diálogos que con pocas, poquísimas palabras nos dicen muchas cosas.

Pero alguien comentó que no todo el lenguaje de la película está hecho para atacar o para esconderse. El ejemplo son las palabras del vecino a María durante su enfrentamiento. Escena y lenguaje que os gustó mucho tanto por la integridad moral del personaje como por el lenguaje que utiliza que fue definido como antiguo, de otra época, bello y dicho casi como un monologo teatral:

Vecino: Señorita, le juro por Dios y por mi palabra de hombre y por la tumba de mi difunta esposa que nada de lo que dije fue con la intención de burlarme o con el propósito de tratar a la ligera un tema tan delicado como es traer un niño a este mundo. Sepa que todo lo que dije iba en serio. Yo solo tuve un hijo y muriose de pequeñín, por lo tanto como es de comprender, yo nunca pude tener nietos, es decir, nunca pude ser abuelo. Con esto lo que quiero trasmitirle sin más rodeos es que me haría mucha ilusión ser abuelo y que estaría dispuesto a correr con la parte de responsabilidad que en tal caso me corresponda. No tengo más que decir.

La mirada

Como dijimos en la presentación la mirada en Solas es fundamental. Las dos actrices tienen una gran expresividad en sus miradas, sin embargo es a través de la madre que vemos la realidad. Rosa es una mujer que analfabeta, que “lee” observando la realidad. Es a través de la mirada de la madre que vemos el desorden (alguien dijo desolación) en que se encuentra la casa de María y es también a través de la última mirada de Rosa, antes de volver al pueblo, que volvemos a ver la casa de su hija, ahora sí limpia, ordenada y con flores en las macetas. La mirada de la madre ha ordenado la realidad y la vida de su hija.


Los personajes de Solas
Para terminar hablamos de cómo se relacionan entre sí los tres personajes de la película y sobre todo nos preguntamos qué se aportan mutuamente.

En el caso de la madre consideramos que la madre aporta amor a su hija y que ejerce una función de rescate emocional sobre ella. En el caso de María alguien comentó, muy acertadamente, que ella devuelve a Rosa su papel de madre.
Rosa es alivia la soledad del vecino y este muestra a Rosa que otra vida es o hubiera sido posible.
En el caso de María y el vecino, este más allá de ejercer la futura función de ‘abuelo adoptivo’, es el desencadenante que permitirá a María abrirse por primera vez en la película. Toda la contención narrativa del personaje de María se rompe en la escena de la lubina, que por fin cumple su función. María va a continuar la labor iniciada por su madre en el alivio de la soledad del vecino, al cual no solo le dará compañía sino también una hija y una nieta.


Aquí tenéis la presentación del aspecto sociopolítico de la España de los años 90 y el cambio que empieza a producirse en el cine español de esa década.


Y esta es la presentación específica de Solas



Y para terminar incluimos una entrevista con el director de la película Benito Zambrano